Friday, January 03, 2014

Intimidades

Resulta que soy adicta
a espiar la intimidad ajena

cuando veo una persiana abierta en una casa
me resulta inevitable mirar para adentro

cuando viajo en tren
no puedo controlar el deseo insoportable de observar a la persona más cercana, o más llamativa
de observar hasta su más mínimo detalle
y armar una historia al rededor

muchas veces me dejaron casas para cuidar en el verano
y sí
claro
revolví muebles y baúles
los estantecitos y cajoncitos del baño
me vuelven loca
los miles de frasquitos y cosas inexplicables que guarda la gente
que cuentan historias
o no
shampoo para la caspa
de manzanilla para aclarar el pelo
jabón líquido, de glicerina, cremoso
esponja suave y sensual para acariciarse
o esas marrones que parecen de mimbre y raspan
piedra pomes
cortina del baño con o sin hongos
con o sin apliques de flores


y los olores
ay, los olores de las casas y las personas


la manera en que la gente organiza su ropa en el placard
por color
(sí, juro que eso es posible)
por tipo de prenda
(cajón de remeras -manga corta y larga- cajón de abrigos, cajón de ropa interior)
por cantidad de uso
o ningún orden en absoluto

abrir todas las puertas de todos los muebles de la cocina
intentar entender la lógica con la que se apilan los platos hondos sobre los playos
los vasos adentro de las tazas
si las ollas y bandejas están en rincones inalcanzables y el freezer lleno de comida congelada
o todo está muy a la mano, y la alacena llena de condimentos flasheros

los cajones de los cubiertos
donde metés la mano y siempre que querés tenedor sale cuchara
y esos otros donde cada utensilio tiene su lugarcito, bien separado de los demás


Cuando tenía 8 años trajeron la primer computadora a mi casa
como a los 10 tuvimos internet por primera vez
piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiipiripiripiripiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
hacía cada vez que me conectaba
de noche, encerrada en esa piecita húmeda donde guardábamos la compu
(que en esa época tenía su habitación especial)
con culpa escuchaba ese sonido sabiendo que cada minuto de conexión era plata que se iba

Internet trajo todo un nuevo concepto de intimidad a mi vida
Cada tanto cazaba el mail de mi mamá abierto
y leía sus mails de trabajo
o revisaba los historiales
encontré cosas geniales
y cosas que pensé “por qué por qué por qué estoy viendo esto”

Y de pronto me vi, muchos años después, conviviendo con gente de todo tipo
trabajando con amigos en mi casa
compartiendo espacios
y computadoras
NO ME DEJES LA SESIÓN ABIERTA QUE TE VOY A LEER
soy adicta, pero no mentirosa
La gente me reprocha que cierro el facebook y el gmail cada vez que le doy la compu a algo
“ay, qué paranoica”
pero yo bien sé que no hay más celoso que el que se sabe capaz de ser infiel, y no hay más obse de su intimidad que el que se sabe adicto a la intimidad ajena

Y no soy celosa, soy chusma, muy muy muy chusma.
Pero ojo, no soy chusma como la vecina de las novelas
no quiero que venga alguien a contarme algo que alguien le contó
quiero entrar en tu pieza y ver qué ponés en el cajoncito de tu mesa de luz
quiero leer tus mails y ver cómo hablás con otros
cómo fue esa conversación que después me contaste
cómo ordenas los íconos en tu inicio
qué mensajes mandás, cómo los redactás
cuando es a otro
que no soy yo

Porque nadie es de la misma manera con todos
y me desespera
no por desconfianza eh, no me crean una loca paranoica
es simple deseo de conocer al otro en sus más oscuros recovecos

ese deseo morboso y hermoso de comerse al otro, de masticarlo, saber qué gusto tiene, cómo me va a caer en la panza o qué color va a tener mi mierda, cuando lo cague

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