Thursday, October 16, 2014

Mujer Territorio

Hablemos de la violación.
Sí, hablemos un poquito de la violación.
Hablemos de mujeres que aparecen muertas en bolsas de consorcio
Hablemos de mujeres que desaparecen de sus casas escuelas calles y aparecen en complejos entramados de prostitución impuesta
hablemos del miedo a caminar solas de noche
hablemos de que no nos importa la plata ni la cartera ni el celular
¿Cuántas de ustedes fueron violadas o alguien intentó violarlas?
Ahora Hablemos de un día común en la vida de una mujer cualquiera
Hablemos de salir a la calle y mirar para abajo
hablemos de convivir con los gritos o susurros del asqueroso deseo
hablemos de ser tocadas sin haberlo elegido
hablemos del subte, el tren, el bondi
de no saber qué cuerpo se apoya en nuestro cuerpo
de no poder relajar la tensión corporal por miedo a que atrás haya una pija parada
¿Cuántas de ustedes recibieron comentarios obscenos, o elegantes piropos? ¿Cuántas de ustedes fueron tocadas sin querer ser tocadas?
Ahora Hablemos también de la mirada que solo apunta a las tetas, del novio que piensa que desnudez es sinónimo a sexo,  de que coger sin ganas sea más fácil que decir que no, de que la erección determine inicio y la eyaculación fin, de que tu mamá quiera que tengas hijos, de que en el otro lado del mundo hay mujeres que están usando armas para dejar de usar velos, de que todavía hay miles y millones de mujeres que no encuentran sentido a su vida si no es con otro, para otro, desde otro.
Hablemos de mirarse al espejo.
Hablemos de que menstruar nos dé incomodidad, dolor y hasta vergüenza.
 Hablemos de mirarse al espejo. 
Hablemos de echarle la culpa de nuestro mal humor al ciclo, de nuestro llanto al ciclo, de nuestra irritabilidad al ciclo, de nuestra estupidez al ciclo.
Hablemos de mirarse al espejo.
Hablemos de hacer amigas.
Hablemos de mirarse al espejo
Hablemos de la violación
Sí, hablemos un poquito de la violación.


Aprendemos a convivir con ser miradas, deseadas en voz alta y muchas veces tocadas. Pero el terror a que nos violen es el que nos hace apurar el paso, no escuchar música en la calle, tener el celular en la mano y saber siempre cuál es la mejor vía de escape.
Nuestro territorio ha sido vulnerado hace largo tiempo. La casa ya no es segura. El cuerpo ya no es sagrado. Pusimos nuestra última frontera en la violación, pero todo lo demás ya fue tomado.
Tenemos que aprender a cuidarnos en la calle, sí, pero más terrible aún, tenemos que aprender a sobrevivir en el trabajo, en el almacén, en el supermercado y muchas, muchísimas, las más de las veces, en nuestras propias casas y en nuestras propias mentes.
Podemos llevar gas pimienta en la cartera, podemos entrenar nuestro cuerpo para el combate, rodear nuestras casas con alambres de púa, tener perros con dientes y alarmas caras.
Pero el enemigo está adentro.
¿Cuál es nuestra patria? ¿Qué bandera estamos defendiendo?
¿Es el nombre MUJER? ¿Es nuestro cuerpo vulnerable? ¿Es nuestra mente dominada? ¿Son nuestros deseos e ilusiones moldeadas desde hace siglos?
¿O es la libertad de dejar de vivir en guerra?
¿Queremos seguir defendiéndonos para siempre? ¿De quién nos estamos defendiendo? ¿Queremos identificar al enemigo? ¿Queremos entrenar para bloquearlo?
¿O el mismo enemigo es nuestro amante, nuestro hermano, nuestro padre y amigo, el mismo enemigo somos, también, nosotras?



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